Títeres A-Garrapata El espíritu animado
PONENCIA:
ARTISTA O TITIRITERO
Edgar Cárdenas
Director / Titiritero / Payaso
“¿Usted estuvo aquí cinco años para ser artista o titiritero?”, me preguntó Raúl Cristancho, profesor de pintura de la Universidad Nacional cuando entró al salón donde yo presentaba mi tesis en Artes Plásticas “LA TITIRI-TRIADA”en el año 2001. El prejuicio demostrado frente al ser titiritero por parte del profesor, quien había sido director de la Carrera de Artes Plásticas durante mis estudios en la universidad, confirmaba rotundamente la postura no solo de la academia, sino de la mayoría de los artistas plásticos hacía el mundo de los títeres. En parte fue esa postura frente a mi propio ser artista plástico, el que me impulsó a hacer la tesis en títeres, y dignificar el quehacer titiritero que había yo descubierto a través de las artes plásticas.
Mi tesis de grado, “LA TITIRI-TRIADA”, consistía precisamente en intentar dilucidar y presentar al público, un proceso de transformación de un lenguaje “convencional” escénico de títeres en un lenguaje plástico desde la animación de objetos. Por esa razón, la tesis fue un conjunto de tres obras que aunque independientes (se podían presentar separadas o como una sola y funcionaban de ambas maneras), proponían el proceso de transformación a través de su dramaturgia, técnicas de animación, y técnicas de apoyo. Las tres obras que conformaron “LA TITIRI-TRIADA” fueron: “Una Babosa Historia”, “La Fuente Eterna” e “Independencia”. El diamante en bruto, para bien y para mal del grupo en nacimiento, fue el no saber absolutamente nada del teatro de títeres en ese momento, y surgir desde las artes plásticas como animadores de objetos.
Por eso, un factor que incidió significativamente en la configuración del lenguaje de Mancha Mano Títeres desde ese momento, fue el hecho de que la transformación que se quería presentar del lenguaje teatral de los títeres a un lenguaje performativo de objetos, no contaba con antecedentes teóricos ni prácticos en ninguno de nosotros…en pocas palabras, ni yo que era el director del proceso, ni las demás personas realizando el trabajo sabíamos de títeres, más allá de haber ido a algunas funciones esporádicas durante la infancia y una que otra más adelante. La transformación como tal la hicimos partiendo de un imaginario que teníamos de niños frente a los títeres, y de la experiencia adquirida frente a la realización de imágenes bidimensionales, tridimensionales y cuatridimensionales, a partir de diferentes técnicas en la universidad. “LA TITIRI-TRIADA” como obra surgía de la fusión de dos procesos creativos diferentes: por un lado pinturas y grabados que pretendían crear la ilusión de movimiento y por otro la construcción de objetos interactivos.
Antes de llegar a la idea final de la tesis, realicé trabajos de performance e instalación sustentados desde el lenguaje plástico, y el cual comenzó a incluir conceptos como objeto animado o títere, animación, y teatrino. La base para el trabajo eran ciertamente las herramientas plásticas que sobre la imagen, fuese bidimensional o tridimensional había adquirido y desarrollado durante la carrera en la academia. Había que “traducir” las ideas de composición, color, forma, ritmo, y concepto entre otras, desde el lenguaje plástico hacia el lenguaje escénico de los objetos. Cabe decir que desde ese momento ya encontraba difícil definir la frontera entre performance de objetos animados y obra de títeres.
Debíamos construir un animal con sus proporciones naturales reales. Escogía un Cóndor y lo ubicamos entre los árboles del camino de la universidad justo al frente del Museo de Arte del campus. Abajo se ve desde otro ángulo. Tres babosas y el Caimán de “Una Babosa Historia" La primera obra, “Una Babosa Historia”, fue el fiel reflejo de esta circunstancia creativa donde se encontraban las artes plásticas y la animación de objetos en un escenario de mucha improvisación y espontaneidad colectiva. Lo más claro (por no decir lo único) era la intencionalidad frente a presentar a través de las tres obras con títeres, la transformación de lo teatral hacia lo plástico desde la animación de objetos. En esta primera obra se pretendía que la palabra o el texto hablado, fuera la dominante para la composición de la imagen. Los títeres protagonistas son objetos ready-made, es decir, cuatro forros de palos de golf que actúan como forros de palos de golf que interpretan a cuatro babosas rosadas en una historia dentro de la puesta en escena. Se pretendía no representar sino presentar a los objetos como sí mismos y como personajes simultáneamente. La Gran Cabeza Rosada de “Una Babosa Historia" Es interesante añadir que como el grupo no tenía ninguna experiencia titiritesca ni actoral, los personajes se construyeron a partir de los caracteres y las personalidades de cada uno de nosotros. “Una Babosa Historia” fue la escuela del grupo, pues su montaje resultó de la experimentación e improvisación durante varios meses con un grupo de objetos que yo había recogido de la basura. La obra resultó ser un juego creado desde el ser nosotros mismos a través de los objetos, y los objetos a su vez, actuando a ser ellos mismos e interpretando otros personajes. Tenían mucho para mí de los ready-made de Marcel Duchamp pero en movimiento, siendo animados frente a un público que se convertía en cómplice de la mentira evidente: ni los objetos eran títeres, ni nosotros eramos titiriteros.
El siguiente paso, “La Fuente Eterna”, pretendía presentar el texto y la acción como imágenes separadas pero complementarias. Los personajes hablan en jeringonza, traducidos al español con subtítulos proyectados sobre el teatrino a través de diapositivas. Queríamos romper la unidad entre la fuente del sonido y la voz del títere con el texto de la obra. Cual película subtitulada, el público debía priorizar a cada instante entre la imagen o el texto (que era otra imagen), y fundirla él mismo para completar la experiencia generada por la obra. Igualmente el orden de las escenas se presenta a partir del azar, pues un espectador escogido lo escogía sin saber previamente el orden lineal de la historia. Anciano e Indígena se encuentran en la selva en “La Fuente Eterna" Al final llegan al páramo y encuentran la fuente de la eterna juventud La tercer obra de la tesis, “Independencia”, fue ya el último paso en el proceso de transformación, y fue un juego de imágenes sin texto entre objetos animados, animadores (que sin teatrino se convertían en personajes), participación del público, y la proyección de animaciones en dibujo a través de un video beam, que hacían de la obra un bombardeo mediático de imágenes que la percepción de cada espectador convertía en una sola.
El pretexto dramatúrgico de esta tercera obra fue la aparición de un punto sobre un plano vírgen, metáfora del lienzo al que se enfrenta el pintor, y su desarrollo constaba en como ese punto se independizaba del plano en el que aparecía, convirtiéndose de un punto bidimensional hasta una esfera de tres dimensiones la cual invadía el espacio del espectador como mero observador de una representación.
Así como el grupo nace del gusto por animar objetos “ready-made”, objetos que no hemos construido ni intervenido, y como nuestra formación teatral es nula, desde la primera obra no nos consideramos actores, sino “humanos ready-made”. Que quiere decir esto: en el escenario siempre somos nosotros mismos, haciendo evidente al público que jugamos a ser otros sin dejar de ser lo que somos, antes y después del espectáculo. Y fue esta mirada hacia la inclusión de los actores humanos dentro de nuestras obras en interacción con los títeres lo que nos ha llevado a integrar el clown como parte importante del lenguaje del grupo. El proceso de la tesis sembró en el grupo su visión desde las artes plásticas del teatro de títeres, y ésta ha sido su brújula desde hace 6 años para la creación de su trabajo artístico. Así, siendo artista plástico de formación, y titiritero y payaso de vocación, podría decir con firmeza que no reducimos lo plástico en el teatro de títeres a lo meramente visual como es lo acostumbrado.
No creo que la imagen se reduzca tampoco a la experiencia material y tangible del espectáculo y por ello, no ha sido la prioridad en el grupo la construcción y embellecimiento de los objetos para la composición de las imágenes de nuestras obras. Es más, curiosamente el proceso del grupo ha sido buscar el mínimo de elementos en la composición de las imágenes, buscando potenciar su origen animista y por ende la relación entre animador y objeto animado. Es la idea de relación-asociación la preocupación fundamental del grupo…tal vez vicio dejado por el discurso del arte conceptual y envenenado por el absurdo pensamiento social del movimiento dadá. Damos por ello mucha prioridad a la interacción con el público y la participación del mismo en la obra. Eso tiene su razón de ser. Nunca hemos pensado lo que hacemos desde el concepto de espectáculo. En principio jugamos, nos divertimos, así comenzamos a presentarnos y ese es nuestro real y genuino interés, tanto para nosotros como animadores como desde nosotros hacia el público. Que estos juegos premeditados son espectáculos, que lo juzgue el espectador.
Nosotros queremos pasar un rato alegre, donde critiquemos, pataleemos, gocemos, compartamos y vivamos intensamente lo que somos, más allá del trance en el escenario. Si, gozar el absurdo de la vida, lo mínimo, lo sencillo que trae de la mano lo difícil, lo que no entendemos y que sabemos trasciende. Esta trascendencia compartida desde el desdoblamiento corpóreo, presente durante la animación de objetos, es nuestro lenguaje, el cual se complementa en el diálogo con el público, quien entra contagiado al trance del titiritero. Este, convertido Man Cha Man – o- Man Cha Man –o- Man Cha Man –o-…se convierte en puente entre los diferentes mundos en conversación: el objetual, el propio y el del espectador como individuo y como público. Este acto, actitud e intención de ritual, donde más que contar historias se pretende generar una ruptura de lo establecido a través del juego con el espectador, y que por ello comprende todos los aspectos plásticos, logísticos, técnicos, estéticos y sobre todo humanos de los que participamos, podría considerarse el lenguaje vivo del grupo.
Nuestra ventaja es simplemente haber preparado el ritual, vivirlo permanentemente y afortunadamente disfrutarlo cada vez más.
Agosto 2007