Títeres A-Garrapata El espíritu animado
TÍTERES A-GARRAPATA Y LAS ARTES AUDIOVISUALES
Mundo audiovisual
No es un misterio ni un cuento de fábula la gran influencia de las pantallas de luz en nuestra cotidianidad. No sólo por la cantidad de pantallas que existen hoy día a nuestro alrededor – contando el celular que la mayoría llevamos a todas partes, el televisor en el hogar, en los restaurantes, las salas de espera, los buses intermunicipales e incluso algunos taxis, entre otros; no solo por la cantidad de dispositivos aplicaciones y canales y por ende de programación cada vez más amplia (de calidad igualmente diversa); sino sobre todo por la fascinación generalizada que existe en los seres humanos de activar la pantalla mágica –sea en el dispositivo que sea - y quedar atrapado en una realidad creada por puntos de luz en movimiento.
El video y las artes audiovisuales permean e influencian nuestras vida y la forma en que percibimos y reaccionamos ante la “realidad” de maneras cada vez más profundas. No es exagerado decir que nuestros sentidos y la forma en que interpretamos la información que recibimos a través de éstos se convierten en videos, imágenes, gifs o animaciones en formato de archivos organizados en carpetas dentro de nuestra memoria orgánica y humana. Nuestras relaciones y las personas que nos rodean se convierten en perfiles, en fotos de redes sociales y en mensajes a través de plataformas que nos hacen más “fácil” y rápida la comunicación.
Es importante el efecto que ha tenido en la percepción audiovisual del mundo en los seres humanos su relación con el cine, la televisión y las pantallas móviles de celulares y tablets. Somos seres vivos que priorizamos lo que vemos y lo que escuchamos sobre los demás sentidos. La hija de un amigo titiritero deslizaba su dedo sobre una foto impresa en papel intentando ver más fotos como si esta estuviera en un dispositivo de pantalla táctil. Nos encontramos como humanidad instalando e integrando las nuevas y las “viejas” maneras de interactuar con el mundo.
El arte y los artistas de todas las épocas no han sido ajenos a los avances de la tecnología y tanto el video como las artes audiovisuales se han incorporado de diversas maneras a los diferentes lenguajes artísticos durante la historia. Incluso se podría contemplar la idea de que los procesos de exploración desde el arte de los avances tecnológicos propiciaron nuevos avances y posteriores desarrollos como en el caso de la fotografía y el cine con sus antecedentes de la cámara oscura y la linterna mágica, entre otros. El teatro no ha sido la excepción en este intercambio e integración. La presencia del video y las artes audiovisuales en el campo teatral, incluyendo a los títeres, es de largo aliento desde el nacimiento del cine y las posibilidades cada vez más amplias de grabar, editar y proyectar imágenes en movimiento.
Los títeres y el audiovisual
Uno de los aportes más importantes del recurso audiovisual en general ha sido la posibilidad de registrar y capturar momentos importantes de la historia. Y en el caso puntual del tema que nos convoca, de registrar y difundir el arte del títere. Es el caso por ejemplo de las grabaciones realizadas de las obras del Teatro de Títeres de Moscú dirigidas por Sergei Obratzov que han llegado seguramente a muchas personas. Pero una cosa es el registro audiovisual de una obra titiritera y otra es la integración de los títeres y las artes audiovisuales. La integración implica un intercambio de potenciales, limitaciones y particularidades de dos lenguajes de múltiples variables técnicas y estéticas. Esta integración puede darse de dos maneras generales:
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Realizar secuencias audiovisuales, en soportes de video o cine, en donde existen personajes interpretados a través de objetos animados (sea la técnica titiritera que sea). Los ejemplos más conocidos de este tipo son Plaza Sésamo y Los Muppets creados por Jim Henson.
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Incluir dentro de las propuestas teatrales con títeres proyecciones audiovisuales. En el caso de este tipo de integración no existen referentes tan contundentes como en el anterior.
Para ambas opciones existen igualmente un amplio rango de posibilidades teniendo en cuenta las técnicas titiriteras, los equipos técnicos de grabación, los formatos audiovisuales, las historias por contar, la interacción de los títeres con actores humanos, etc. Ha tenido mayor documentación y desarrollo en el medio colombiano la primera opción para la integración, es decir, la realización de series de televisión con el uso de títeres, como por ejemplo Los Dumis, Club 10, Kikirikí El Notizín, Los Pepa, Historias de inventos, El Show de Perico, Josefina en la Cocina, El Mundo Animal de Max Rodríguez y Emergencias Mecánicas.
En cambio la mayoría de las obras escénicas en Bogotá que incluyen e integran a títeres y proyecciones audiovisuales son propuestas recientes, es decir, de los últimos 15 años con ejemplos como “Homo Dementis” de Ringlete Títeres, “La Carpintería de Antonio” y “Porcelana” del grupo Materile, “Gorgona” de El Beso Títeres, “Un Tal Mario Neta” de Chisaro Teatro y Títeres, “9.4.48 o el Bogotazo” de Paciencia de Guayaba, “Antígona: el Amor en la Guerra” de La Pepa del Mamoncillo Teatro y Títeres entre otros.
Pre-historia del grupo en video
La aparición del video en el trabajo de AGarrapata fue inicialmente como la herramienta principal para registrar y ver lo que estaba haciendo con los objetos. Apareció como la primera mirada externa de las improvisaciones escénicas con objetos que realizaba cuando desarrollaba la idea principal de mi tesis de grado en Artes Plásticas: crear pinturas en vivo con objetos en movimiento. Exploraba esta idea a través de improvisaciones con objetos dentro de un teatrino, las cuales grababa con una cámara de video que era en muchas ocasiones del proceso mi única compañía. En su mayoría eran improvisaciones a partir de música y objetos escogidos al azar con múltiples variaciones desde tres líneas exploratorias: objetos en el espacio, objetos en el espacio interactuando con cuerpos humanos y sombras corporales.
Grabé meses y meses de improvisaciones que hacía solo, con mis hermanos, con mi novia del momento o con amigos. Y luego me sentaba a observar en la pantalla lo que la cámara registraba y sus efectos en mi mismo y en otras personas a quienes les mostraba mis exploraciones. Definitivamente era más poderosa la experiencia en vivo, pero el registro me permitía ver desde afuera lo que hacía, era mi mirada externa. Una mirada externa fría, sin interpretaciones y precisa que me dejaba ver temas de dirección como la composición de los objetos en el espacio y el ritmo de sus movimientos. Dos elementos que por mi formación como artista plástico han sido fundamentales en mi visión como director. El video y su registro del proceso me permitió comprender que lo que estaba haciendo eran títeres.
Decidido a desarrollar la idea inicial con la conciencia de que lo que estaba haciendo eran títeres, propuse como tesis de grado una triada de obras con objetos animados: La Titiri-Triada. Quería presentar a través de las obras tres maneras diferentes de abordar mi idea inicial y crear pinturas en vivo con objetos en movimiento, integrando el lenguaje de los títeres que en ese momento desconocía por completo. Quería además generar rupturas en ciertas convenciones, aprovechando las brechas y grietas que aparecían cuando desaparecían las fronteras entre los títeres y objetos teatralizados, la imagen de objetos y cuerpos humanos como hecho plástico y las artes audiovisuales como soporte de la imagen. Creía que así los espectadores tendrían una experiencia diferente con sensaciones diversas: agrado, extrañeza, desagrado, confusión, desidia, risa, alegría, etc.
LA TITIRI-TRIADA
La primera obra fue “Una Babosa Historia”, que contaba la historia real de unos forros de palos de golf arrojados a una caneca. Su dramaturgia se basaba en el hecho de que los objetos eran conscientes de su situación de ser objetos sumado a su condición de ser basura y su necesidad de conseguir trabajo para subsistir. Los cuatro forros de palos de golf protagonistas decidían trabajar como actores en una obra de títeres que fracasaba por la pérdida de uno de los forros desde el principio de la obra. La narración era lineal con un fuerte elemento meta-teatral de la obra dentro de la obra, apoyada en el texto y con una mezcla de objetos sin intervenir, juguetes, objetos decorativos y una minoría de objetos construidos para la escena. La obra terminaba con una moraleja, parodiando la tendencia de las obras de títeres que partiendo de fábulas siempre dejan una moraleja. Pero en este caso la moraleja era: NO SIEMPRE DESPUES DEL 1 VIENE EL 2.
La segunda obra se llamó “La Fuente Eterna”, que narraba la búsqueda de la fuente de la eterna juventud por parte de un anciano de la ciudad. La estructura narrativa de la obra se realizaba por escenas cuyo orden escogía una persona del público que ganaba el control remoto de la función en un sorteo al inicio de la misma. La persona escogía el orden de las escenas y el público debía reconfigurar la historia a pesar de que sus tiempos (pasado, presente y futuro) no se presentarán de manera lineal, a partir de los fragmentos presentados. Los títeres que representaban seres humanos, animales y vegetales, eran todos construidos específicamente para contar la historia hablaban en jeringonza y se proyectaban en la parte inferior o superior del espacio diapositivas con los subtítulos de lo que estaban diciendo en español. Esto hacía que el espectador decidiera priorizar la imagen sobre el texto o viceversa.
La tercer obra fue “Independencia”, una obra sin texto que presentaba a cuatro humanos en el espacio con elementos que los acercaban a la imagen de astronautas quienes se volvían testigos y víctimas de la aparición de un punto en el plano. El plano de fondo, el punto que aparecía para desestabilizar el espacio y sus habitantes, las líneas que dejaba el punto al viajar por el plano y las figuras que se creaban por las intersecciones de las líneas eran creadas a través de proyección audiovisual. La interacción entre humanos, objetos que éstos manipulaban intentando controlar el punto y los objetos proyectados en video finalizaban con la transformación del punto bidimensional en el plano a una esfera tridimensional en el espacio. Durante el proceso de liberación del punto, los cuatro habitantes del espacio manipulaban al público para que se moviera en el espacio convirtiéndolos en objetos.
Se presentaba “La Titiri-Triada” completa o las obras de manera independiente. Y ese fue el comienzo de Mancha Mano Objetos Animados en el año 2001, que 7 años después se transformaría en AGarrapattta Títeres y Payasos.
DETRÁS DE LA TV
Como titiritero fui invitado en el año 2007 a participar en el programa “Kikirikí el Notizín” (3 temporadas), producido por La Tribu para Señal Colombia. En ese momento tuve la oportunidad de conocer la realidad del títere detrás de la televisión, o dentro de ésta y sus diferencias con su realidad escénica o en vivo en un escenario teatral. A partir de éste programa tuve la oportunidad luego de ser titiritero en “El Show de Perico” (2 temporadas), “El Mundo Animal de Max Rodríguez” (1 temporada) y “Josefina en la Cocina” (en la 4ta temporada).
Para mi hay algo claro frente a la exigencia de las jornadas de grabación de todos los proyectos de televisión: se vive para el programa mientras se graba. Es por un lado un tiempo de máxima concentración y de enorme desgaste físico; y por otro lado en mi experiencia ha sido el mayor tiempo de entrenamiento que he podido vivir como titiritero. No existe otra dinámica que me haya exigido de una manera tan fuerte animar títeres durante 8 horas diarias durante meses, explorando movimientos, repitiendo acciones, probando intenciones, jugando antes y después de cada toma. Eso sí, como lo he dicho con un desgaste físico importante.
El trabajo del títere bocón (por un titiritero) o de cuerpo completo (por tres titiriteros en conjunto) en televisión a diferencia del trabajo en vivo, exige máxima precisión en el en la posición, el movimiento general del muñeco y el movimiento detalle de la mirada, las manos y los gestos. El espacio de acción está limitado por el encuadre y el plano de la cámara decide lo que se ve y lo que no se ve. Esto ofrece ventajas y desventajas para entrar y salir, para crear mayor o menor profundidad, para verte más grande o más pequeño, entre otras. Y ambos escenarios para el títere son fascinante con éstas diferencias técnicas desde lo que ofrece la óptica y los equipos de grabación, edición y emisión.
La gran diferencia radica en mi opinión es en la relación con el público. La serie editada perdura en el tiempo y puede llegar a muchas personas en diferentes tiempos y espacios, incluso a personas que no están interesadas o muy interesadas. Es el resultado del trabajo de un equipo inmenso de personas que crean un material audiovisual que se reproduce una y otra vez, y que solo varía en la recepción e interpretación de cada televidente. Por el contrario, el títere en vivo siempre es diferente, así haga lo mismo. Y no solo porque cada espectador lo recibe a su manera, sino porque el titiritero también lo anima en cada momento a su manera en relación a el público que tiene en frente. Uno puede llegar a más y el otro puede llegar más profundo a menos, lo importante es que sigan llegando.
VIDEO INTEGRADO A LA ESCENA
Son dos las aproximaciones recientes en el trabajo de A-Garrapata que integran el video a los títeres en escena. En el caso de “Mi Vida es una Ilusión” que trata sobre un ser títere místico que ofrece su iluminación al público para el desarrollo de la conciencia propone la proyección de video desde tres fuentes diferentes: imágenes obtenidas en vivo durante el espectáculo, imágenes obtenidas del público antes de entrar al espectáculo y dos videos pre-grabados.
Se busca con la integración de estas tres fuentes de imágenes proyectadas, generar extrañamiento en el público frente a lo que está percibiendo como realidad en el presente; fenómeno que ocurre comúnmente en las experiencias místicas de acuerdo a diversos testimonios (tiempo se disuelve, alteración de los sentidos del oído y vista, sensación de unidad con el universo, entre otros) que es el tema principal de la obra. Dramatúrgicamente la proyección de video que es luz - iluminación, es en donde se funden todos los estados de conciencia (conciencia del público y conciencia iluminada del títere) para ver más allá de lo que podemos ver con nuestros propios ojos. La proyección de luz a través del video beam “presenta” la conciencia colectiva, filtrada a través de un dispositivo óptico en “tiempo real”.
En otra obra llamada “La Película”, espectáculo de improvisación con títeres y video se aprovecha la experiencia obtenida en los programas de televisión con títeres para generar un circuito de croma en vivo en el teatro, acercando al público de teatro a la experiencia de la grabación en estudio con el pretexto de la final de un reality que busca al protagonista de La Película. Los retos que deben realizar los concursantes del reality son los ejercicios de improvisación. El espectador en el caso de éste espectáculo puede apreciar un espacio escénico dividido en tres áreas:
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Espacio de los títeres improvisadores donde se encuentra un fondo de tela verde para cromar y donde los titiriteros están a la vista.
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El espacio proyectado en la pantalla en donde los títeres se encuentran sobre fondos cromados.
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El espacio donde se encuentra el músico, el director de LA PELÍCULA, la cámara y el técnico cromador quien improvisa los fondos en los cuales los títeres crean las historias.
En ambos casos, la intención es integrar el video y las artes audiovisuales como un elemento más que adquiere sentido dramatúrgico más allá de la proyección de imágenes que hagan referencia o desarrollen por otro canal la historia que se cuenta.
Edgar Cárdenas
Director Títeres A-Garrapattta
Agosto, 2017