Títeres A-Garrapata El espíritu animado
Me interesé desde ese momento en investigar códigos y convenciones de cada lenguaje para crear obras a partir de sus encuentros y desencuentros. Buscando claridad frente al tema, decidí conversar con un títere cercano y con mi payaso intentando sino encontrar respuestas, aclarar preguntas. Escogí un títere que tuviera posiciones fuertes sobre el tema y que para mí fuera un referente en la historia del grupo.
Escogí a la Cabeza Rosada, un títere director de títeres, quien había dirigido la primera obra del grupo. Nos había dirigido a todos: títeres, objetos, actores, técnicos y titiriteros. A la Cabeza Rosada le encantó la idea. Me fue más difícil encontrar a mi payaso y a su vez convencerlo para hacer el ejercicio, pues si no alegaba demencia, salía con el cuento de no querer lidiar con el titiritero que compartía su mismo cuerpo. Finalmente logré concretar la cita entre los tres, el mismo día, a la misma hora y por diferente canal. Después de varios episodios de asociaciones, disociaciones, espasmos y recuerdos de esquizoide, llegamos los tres. A continuación están transcritos los mejores apartes de la conversación que entre algunos tragos, miradas desbocadas y pequeños brotes de discusión acalorada se desarrolló desde un absurdo sin sentido hasta un absurdo sin cero.
Titiritero: (dirigiéndose al títere) Recuerdo que mi encuentro con ustedes fue como un amor a primera vista.
Cabeza Rosada: Bueno, no sé que pensar frente a eso. Cuando nos encontramos yo estaba en la basura, sin cuerpo y oliendo a mierda…No sé cómo puede relacionarse eso con el amor.
Titiritero: …eh, si bueno…(dirigiéndose al payaso) En cambio no recuerdo en qué momento nos encontramos nosotros dos.
Payaso: ¿Estoy interrumpiendo algo? Porque si quieren me puedo ir. No quiero incomodarlos…aunque pensándolo bien…porque no me cuentan su historia de amor…
Cabeza Rosada: No está interrumpiendo nada. Aquí solo hay una relación laboral.
Titiritero: Bueno, por favor no nos desviemos del tema. ¿Qué creen ustedes que han compartido en escena durante estos años? Payaso: Las pulgas…
Cabeza Rosada: El público…
Payaso: El fracaso…
Cabeza Rosada: Las luces…
Payaso: La risa…
Cabeza Rosada: El pago…
Titiritero: No me han entendido…
Cabeza Rosada y Payaso: (a una sola voz) Nunca lo hemos hecho, ni siquiera lo hemos intentado. ¡Eso es muy aburrido!
Titiritero: Esta bien, entiendo…quiero decir…bueno, reformularé la pregunta. ¿En qué momentos se sienten a gusto el uno con el otro dentro y fuera del escenario? ¿Hay acaso algo que comparten además de lo que han mencionado?
Los dos se quedan pensando. El payaso cierra los ojos viajando a través de los recuerdos en el escenario. La Cabeza Rosada no los cierra porque no puede hacerlo, pero igualmente viaja hacia el pasado. Finalmente el Payaso abre los ojos con una nueva mirada.
Payaso: Mis mejores momentos en el escenario han sido justo cuando a pesar de ser protagonista no tengo el control de la escena. Cabeza Rosada: ¡Es verdad, he sentido lo mismo! Es un momento en el cual siento que algo me mueve, que algo me anima. Pero al mismo tiempo es en ese momento cuando más me encuentro conmigo mismo.
Payaso: Cuando alguien me mira y encuentro su mirada con la mía.
Cabeza Rosada: Cuando miro a alguien, y siento que está vivo conmigo.
Payaso: O cuando alguien se me acerca y desea compartir el hecho de ser de carne y hueso, de recordar que somos frágiles y tenemos sentimientos.
Cabeza Rosada: Yo no soy de carne y hueso, pero también comparto mi vida frágil y llena de sentimientos con quien cree que la tengo.
Titiritero: Estoy de acuerdo en que cada uno tiene una carne propia y que con cada uno de ustedes mi propia carne se transforma. Con el payaso mi piel desaparece y sin estar desnudo, me siento en carne viva compartiendo mi esencia con quien quiera. Con el títere siento en cambio que mi cuerpo se proyecta en otro cuerpo, y muchas veces me siento protegido por el otro.
Cabeza Rosada: Bueno, nosotros tenemos ese don. Protegemos la libertad de la humanidad. Recuperar canales de expresión que entre humanos no logran mantener abiertos.
Payaso: Ese don, mantener los canales de expresión sincera entre humanos, es el que nosotros tenemos.
Cabeza Rosada: Pero nosotros somos más sinceros…
Titiritero: Tranquila, ambos tienen razón…con ambos siento más fluidez para expresarme.
Cabeza Rosada: ¿Cómo será sin nosotros?
Payaso: Es un desastre, un fracaso total.
Titiritero: Recuerden que somos uno.
Cabeza Rosada: No es cierto pequeño actor del mundo. Yo dirijo y usted actúa.
Payaso: En cambio usted no actúa y yo aparezco.
Titiritero: Esta bien, tienen razón una vez más. De verdad les agradezco su tiempo y su disposición para esta franca charla.
Payaso: En lugar de agradecer, ¡no piense tanto y viva con alegría!
Titiritero: Bueno…yo…
Cabeza Rosada: Yo…yo…yo…siempre creyendo ser el centro del universo…usted no es dios mi querido. Eso sí, fue un placer estar acá y poder compartir mi experiencia con ustedes.
Titiritero: …
Al final, sumergido en un vaso de vino tinto me he emborrachado con títere y payaso. Recordamos los viajes, las fiestas, los festivales, los públicos, las mejores y peores funciones, los amigos y las amigas, los críticos y las críticas, los compañeros y colegas. Amaneció ebrio de emoción, fundidos en una sola energía cada uno regresó a su lugar.
Edgar Cárdenas
Director A-Garrapattta
2010